Emigrante y orgullosa de serlo

Flujo de emigración en el mundo. Finales del S. XX e inicios del S. XXI
Flujo de emigración en el mundo. Finales del S. XX e inicios del S. XXI

Cuando muchos emigrábamos en aquellos tiempos, antes de la era de internet y las redes sociales, nuestras motivaciones y experiencias eran compartidas parcialmente con la familia y los amigos.
Una carta de vez en cuando o alguna carísima llamada telefónica en Navidades y cumpleaños (hasta que inventaron las famosas «tarjetas de emigrantes») y poco más eran la única forma de contacto con ellos.

Realmente la familia solo conocía una parte de nuestras peripecias para sobrevivir en el exilio. Solíamos edulcorar todo para que se sintieran tranquilos y no desesperasen aún más. Echar leña al fuego de la triste separación no estaba entre nuestros planes. De nada ayudaría que sintieran lástima por nosotros, al contrario, los emigrantes teníamos que demostrar firmemente que la decisión de emprender y la aventura de emigrar era una decisión inteligente y seriamos capaces de hacer en otro país lo que en el nuestro se «nos impedía».

Calamidades, problemas con el idioma, apuros económicos, estaban perfectamente disimulados ante la «vergüenza» de tener que escuchar un «te lo dije». Escuchar a los padres decir constantemente que volviéramos no era motivador desde luego, sin embargo la posibilidad de triunfar y volver con el éxito a cuestas hacia posible pasar por todos los problemas e inconvenientes que podías encontrar en el camino. Suelo decir que es como un pentatlón, en el que igual un día nadas, corres o montas en bicicleta sin previo aviso.

Desde luego se aprende a no esperar nada del día siguiente, no hacer planes, porque estás allí, mientras el cuerpo y la mente aguante y siempre existe la posibilidad de volver a casa rendido. ¿Rendirse? ¿Quién se rinde si no los débiles? No es posible, esta es la primera lección de resistencia. Se intenta y se lucha por todos los medios poner buena cara a cualquier contratiempo, como los deportistas, te caes y te levantas, pero nunca rendirse. Hay una meta y hay que conseguirla, los sacrificios no representan nada frente al objetivo que te has propuesto.

Estos objetivos parecen haberse olvidado, hoy la emigración parece, por lo que se puede deducir de tantos testimonios en los medios de comunicación, que su motivación es generar lástima en el entorno. Tienen la idea equivocada de que los que emigramos en otras épocas éramos españoles sin formación ni idiomas, nada más lejos de la realidad. Famosos emigrantes españoles han triunfado y pasado a la historia lejos de nuestras fronteras.

Ni con programas como «españoles por el mundo» ha comprendido un sector de nuestra España que salir del país es positivo, que trabajar allende nuestras fronteras enriquece, fortalece, abre la mente y crea la conciencia de que el mundo está plagado de personas, que no existen «los alemanes», «los japoneses», «los brasileños». Hay que ser muy zoquete para haber trabajado fuera de España y volver con esa mentalidad provinciana que es englobar a todos por el lugar de nacimiento. Al fin y al cabo, lo que nos diferencia a los seres humanos es la forma de resolver los mismos problemas, todos resumidos en el término «sobrevivir» de la mejor manera posible.

Sin embargo y principalmente, la mayor lección que aprendemos es que siempre se puede estar peor y toda decisión tiene consecuencias. Algo que también se aprende o se debería aprender con la edad.

Viajen y aprendan de los errores y aciertos de otros ciudadanos del mundo, o al menos, escuchen a quienes luchan positivamente fuera de nuestro país y a quienes regresaron (y no lo digo por mi). Ir de vacaciones o de visita no ofrece perspectivas reales de lo que sucede en ningún lugar (o pregunte al turista que tiene al lado si tiene la oportunidad de hacerlo). Observen qué países son los preferidos por los emigrantes que desean una vida mejor, y pregúntense el porqué. Pregúntense porqué otros países pierden población y cuáles son las razones.

Pregúntense porqué cualquier persona abandona su país y su entorno y qué busca, no convierta su país en un lugar del que todos quieran huir.

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